martes, 20 de septiembre de 2011

¿Puedo matar más no ir al cine?

Este es mi cuarto mensaje y esta vez es para hacer lo que tal vez es la razón principal de este blog: dejar en un sitio ‘inmaterial’ algo que ya no puedo conservar en papel (ocupándome espacio) pero que me cuesta desechar por completo lanzándolo al olvido, aunque su valor no llegue a lo indispensable. Así aquí, puede ser reencontrado y compartido.
Este es un pequeño artículo de periódico que encontré entre lo que queda de mis cosas, y que aún ha sobrevivido a la gran cantidad de artículos que ya he votado sin poder salvar.
Por el formato debe ser del periódico El Universal y es de fecha 25/11/93. Es una simple curiosidad que me pareció interesante.

Carta al Führer
BERLIN, (ANSA) — Desde Sajonia, aquel 23 de abril de 1939, la señora Friedel Starke escribió en una carta su deseo más caro: dar un hijo a Adolf Hitler. Análoga fue la aspiración de Anne-Marie Rordorf aunque, más sensible a la forma, agregó en su misiva de fecha 5 de agosto de 1940 un contrato matrimonial a suscribir.
Los mensajes son dos entre tantísimos, todos dirigidos al Führer por simples ciudadanos y que terminaron luego en las manos de un oficial de los servicios secretos como "botín de guerra". Ahora, los escritos serán puestos a la luz en libros que próximamente se publicaran en Alemania.
A Hitler no le llegaron sólo ofrecimientos de encuentros amorosos: hubo también quien, en 1939, ofreció a la causa del Reich un nutrido grupo de palomas mensajeras, quien incitó en octubre de 1944 a reaccionar frente a los "ataques terroristas" enemigos con el exterminio de diez judíos por cada alemán muerto y quien, como una señora de Viena, pidió ser enviada a bombardear Rusia para vengar a su marido perdido en el frente oriental.
Los doce años de dictadura nazi, comentó uno de los curadores de las publicaciones, el historiador Helmut Heiber, se presentan no sólo bajo la marca de la opresión, de la guerra y del genocidio, sino también en un escenario de trivialidad e imbecilidad.
Ahora bien, las cartas no solo provenían de simples ciudadanos, como lo testimonia una misiva escrita en diciembre de 1934 por Wilfried Wagner, nuera del compositor Richard Wagner, para agradecer al Fiihrer que le había enviado una pintura que llevaba su firma.
A Hitler se le escribió prácticamente hasta el fin, como lo demuestra una carta de enero de 1945, pocos meses antes del desastre final, de la que es autor un menor de las formaciones combatientes. El joven plantea un interrogante: ¿"cómo a los 17 años se está en condiciones de defender a la patria en el frente y no se puede ingresar al cine si no es acompañado por mayores?".
El subrayado es mío.
¡El niño tiene razón!!!!

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