Saludos a todo aquel que pudiera estar leyendo esto. Aunque muy probablemente este primer mensaje sólo sea como una antigua marca pictórica o labrada y ya desdibujada, perdida en los albores del tiempo, sin que lector alguno se la tropiece (¿cuántas personas buscan leer el primer mensaje de un blog al que caen?).
Desde hace muchísimo tiempo he tenido la idea de crear un blog, pero varias razones me lo han impedido hasta ahora.
La principal es la falta de tiempo para dedicarle, lo que se demuestra en la gran cantidad de días que ha pasado desde que me inscribí y la creación de este corto mensaje. Trataré de mantener alguna actividad, así sea la mínima para poder alegar que inverno y no desfallecer por inanición.
Otra razón era la sensación de que no tenía o tengo nada importante o beneficio con que contribuir a la Red y a la humanidad. Pero de esta razón me tendré que hacer la vista gorda.
En sí no espero que haya alguien que realmente le haga seguimiento a este blog. Tal vez algún lector casual que caiga al azar por las extrañas vías del Internet, cual forastero que sin quererlo cae en un mundo perdido.
Tal vez alguno de mis amigos más preciados, de vez en cuando tenga la humanidad de darse alguna vuelta y dejar alguna evidencia tipo Arne Saknussemm pasó por aquí, en un acto de buena acción del día.
Este blog principalmente actuará como mi baúl de recuerdos, aunque sea de esos baúles donde uno sólo mete cosas y rara vez revisa lo ya incluido y olvidado. En él quedará plasmado, como respaldo electrónico, las cosas (textos y algún garabato) que (afortunadas tal vez) aún han sobrevivido de ser desechadas -por no tener todavía la fuerza de voluntad de vencer mis terribles apegos- a pesar de varias purgas forzadas, pero que por fuerza debo hacerlo para aligerar mi desordenado equipaje.
Así, de ellas, las más personales, no contribuirán en nada al mundo, pues la gran mayoría son sólo cosas inconclusas, sólo garabatos de ideas, y cosas sin fruto alguno, que cuanto más sólo pueden causar un sentimiento –bueno o malo- en quien pudiera estar implicado en su existencia; por lo que sólo pudieran tener sentido si fuera parte de la arqueología del descubrimiento de alguien eminente, famoso e interesante. Pero como no es el caso, es sólo más de tantos terabytes improductivos de la Red.
Su segunda función será la de dar la posibilidad de poder realizar un feedback al poco probable lector de lo que estará publicado (de forma redundante, manteniendo la ineficiencia) en lo que siempre fue la idea original, la página web (Los trazos de Dryiceman). Cuidado si los delirios no terminan anulando a los trazos, y la página quede como tantas otras ideas e intenciones.
También publicaré aquí algún artículo que me interese particularmente de los que mando por correo, pero que no cabe su publicación en la proyectada página web, lo que tal vez sea lo único que alimente este blog con alguna cosa interesante, de vez en cuando, para algún lector que pudiera caer por aquí.
Rara vez habrá algún fruto de mi propio intelecto, entiéndase alguna opinión, comentario, o tal vez duda, más que reflexión, principalmente, aunque las que se me han ocurrido más bien me restaría simpatía más que adjudicarme algún punto positivo.
La razón por la que el Blog se llame Delirios (de mi) es porque no llevará ningún orden ni tema en particular. No es un Blog especializado en algún área sino en lo que a mi sencillamente me llame la atención, cual los pensamientos desordenados que se tienen durante el día o la vida.
Y si por casualidad te da curiosidad y te preguntas ¿Por qué yo me identifico con el sobrenombre de Dryiceman? Pues, Alan Dryiceman von Kastner, Emperador de Adkýndia, para Usted. Tal vez algún día lo encuentres por ahí.
Seig Heil!
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